Silbidos:

Siempre va a haber un silbido molesto, deambulando entre el aire de nuestro presente. Silbidos que nos interrumpen una actividad, interfiriendo en nuestra propia sintonía.Y quizas también un silbido que se asoma del pasado, para sentirse escuchado. Otros silbidos se entrometen en el presente, para "llamarnos" , para gritarnos amablemente que por ahí no.. que por ahí no hay que ir, que el camino es otro. Silbidos que nos despiertan a la madrugada, interrumpiendonos, como las moscas lo hacen, en el medio de un sueño para hacernos "despertar". Y otros silbidos aparecen como pertenecientes a una cueva del futuro, que se entremeten, aturdiendo el eco de nuestra existencia. Generando preocupación. Incertidumbre. Miedo.
Silbidos siempre hay. Como fantasmas en el aire intentando alejarnos de nuestros propios silencios que son necesarios escuchar. Silbidos que distraen. Que viven gruñendonos. Que hacen brecha entre nosotros y nuestra propia realidad. Ruidos insostenibles que rayan la suavidad de los días. Muchas veces oímos los silbidos, pero no los esucuchamos. Escuchar implica una posición activa sobre aquello que oímos.
¿Qué hacer con los silbidos? Saberlos escuchar. Aprender a convivir con ellos. Porque la verdadera armonía no es aquella que proviene del silencio, sino aquella que nace de aprender a amoldarnos con aquellas cosas que por algo nos hacen "ruido". Tratar de transformarlas en melodía. Tararearlos una y otra vez, hasta darles forma.
"Oir implica, primero hacer silencio, y en base a ese silencio comenzar a escuchar. Ya que oídos sordos a una realidad, no es la solución."

Nadia Herman

Comentarios

Entradas populares