Y de repente, me sentí vibrando en el presente. Con las patas para arriba, y la sangre corriendome por las venas otra vez. Aunque a veces me hablen las ausencias, me dejen burbujas en el corazón, se que podemos reir suavemente sin ahogarnos. Reir fuertemente sin re-irnos. Podemos Rasparnos de felicidad. Sacudirnos en los momentos estancados. Apoyarnos fielmente en alguna espalda que sostiene una sonrisa. Mantener la calma aún en el movimiento. Aplastar los segundos que ya no tienen lugar, y siguen buscando un hueco en los brazos del corazón. Sé que comienza un vuelo, en donde no se van a gastar jamás las alas. En donde los pies no se van a cansar de avanzar. De repente me sentí, así como si nada. O como si mucho, simplemente me sentí. Y el corazón se abrió como un libro que le faltaban las hojas. Y aprendí a leer. Aprendí que la delicadeza no se asemeja con lo humano. Que a veces perdemos el control, que podemos llegar a lastimar. Que aún así hay que dejarse acariciar por más que una caricia se transforme en un raspón. Si al fin de cuentas no hay caricia más refrescante que aquella que viene luego de un dolor. Si una caricia es mas sentida cuando calma. Somos humanos. Y la vida se nos derrite por todos lados. Se nos escurre la vida. Y que más lindo que escurrir bien fuerte hasta aplastarnos de felicidad. Es preferible explotar con las risas en el aire, Porque si no es así, tambien se puede explotar de vacío. Y no hay guerra más trágica que eso..
Comentarios
Publicar un comentario