Cuando viajo

Cuando viajo no soy la misma, cuando viajo soy yo. Cuando viajo mis pies se incrustan en el camino conectando mi aire con las nubes, el cielo me mira y yo lo miro. Conversamos cada noche, cada día. Las estrellas titilan afuera y yo las siento dentro. Hay conexión. Cuando viajo vivo paso a paso con los ojos mojados, lagrimeantes relatos me conmueven. Gente que se intensifica con una mirada. Cualquier pestaneo regala lágrimas de vida. Que despiertan sensaciones inexplicables que sólo se pueden sentir. Porque las palabras no alcanzan. Y me atravieso de punta a punta. Con la lluvia inmensa de la realidad. Con cada lugar que visito. Con cada abrazo que se repliega en mi piel dejando huellas de crecimiento.
Cuando viajo realmente soy. Se expande todo mi cuerpo, me despliego eternamente en esos dias espiralados que vaya a saber a donde van a llevarme. Sin saber con quien voy a seguir el recorrido.
Cuando viajo mis pies comunican, mi corazón tiene ruedas, y todas las piedras de adentrio mio salen a jugar a tirarse al rio, al lago, o al medio de la nada. Me entrego a la vida. Me entrego a los momentos, a seguir sonriendo con dolores, a transformar las heridas en grandes enredaderas que me fortalecen para seguir trepando recorridos y gente. Cuando viajo me atravieso con la gente. Me fusiono. Dejo de ser yo, para ser yo. Ya no aprendo, sino que desaprendo mi cotianeidad y crezco. No cambio. Al contrario, me uno más a mi misma, me encuentro con mi desnudez pidiendome a gritos un lugar donde pueda ser así para siempre.
Cuando viajo, los fantasmas se hacen nubes, que se esfuman en las montañas de mi corazón diciendo basta de paredes.
Cuando viajo, me siento en un modo vuelo, pero al mismo tiempo mis pies se hacen raíz con mi respiración.
Cuando viajo, estoy viva. Inclusive dormida, estoy viva.
Cuando viajo, me transformo en un sin fin con ruedas que habla por demás sin saber a donde la llevan a esas palabras.  Mi alma esta hecha de círculos, no hay líneas alrededor de mí cuando un viaje me espera.
Es vivir la intensidad en carne y hueso. En cuerpo y alma. Es vivir sin cáscaras los momentos. Y cada minuto nace vivo, sin quedar en el aire.
No existe eso de matar el tiempo, se lo hace vivir como si el tiempo estuviera por chocar con una pared donde ya no hay nada.
Cuando viajo, el futuro y el pasado desaparece y todo ese momento se transforma en espacio para caminar. Sin ruidos al rededor, sin nudos en el cuerpo. Simplemente círculos que generan intensos movimientos en cada paso que doy.

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