Estamos anestesiados (cuando ya no duele el dolor)
A veces cuesta seguir los pasos, los pasos se cansan,
se enriedan en sí mismos, tropiezan,
se arinconan y descansan en soledad.
se enriedan en sí mismos, tropiezan,
se arinconan y descansan en soledad.
A veces augejeran tanto nuestra alma,
que el dolor nos traspasa la vida.
De esta manera, la vida suele astillarse,
y cada pedazo de nosotros empieza a carcomernos.
Pero hay algo propio que no nos abandona jamás,
la escencia no puede desaparecer.
Solemos sumergir tantas cosas dentro de uno mismo,
que se anclan tan profundamente,
y al querer eliminarlas,
dejan una huella, un vacío,
con forma de dolor.
¿Que nos queda?
Empezar a escarbar sobre los dolores
y salir a flote una vez más-
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