Donde hay principio, hay un fín

A veces venimos al mundo,
sin enterarnos,
sin preguntarlo,
sin pedirlo.

De un día para otro,
amanecemos naciendo,
Sin siquiera darnos cuenta.
Lo primero que hacemos,
Es largar un grito,
Un llanto
Como si entendiesemos la vida,
desde siempre.
Como si, de antemano,
supiésemos,
el dolor que tendremos encima,
día a día.

Y al acostumbrarnos,
a ser,
cotidianamente,
entre la risa y el dolor,
Juega la muerte.
Y la vida,
se transforma en un fín.
A veces,
sin  pedirlo,
nos despiden para siempre.
Y ni siquiera,
podremos darnos cuenta de ello.

Hay dos cosas de las cuales no podremos darnos cuenta jamás, cuando nacemos, y cuando hacemos lo contrario.

Comentarios

Entradas populares