Espacios
Siempre queremos mas espacio. Queremos mas tiempo. Queremos mas formas.
Queremos mas variedad. Cuando no nos damos cuenta que lo que
necesitamos, es, simplemente. Reducir. Ir al detalle. Esto genera
expansion. Lo simple, lo reducido, genera una intensidad que a veces es
tan fuerte que no nos damos cuenta. Por eso los humanos tratamos de
distribuir todo aquello que tenemos en espacios mas amplios, en mayor
tiempo, en diferentes formas. Porque tenemos miedo de que se nos transforme
todo en un gran espacio lleno de intensidad. Porque da miedo
enraizarnos. Da miedo apegarnos a nosotros mismos. Por eso dejamos que
las cosas se nos vayan de las manos, que se distribuyan, asi como si
nada... que pasen desapercibidas.. Que se pierdan. Que se desencuentren.
Que se suelten. Por eso a veces no nos aferramos a nada. Ni a un
espacio, ni a una forma, ni a un tiempo. Porque aferrarse implica que
eso crezca mas y mas,
No queremos darnos cuenta, que en realidad lo que nos hace sentirnos expansibles es la reducciòn. El equilibrio en espacio, forma y tiempo,Porque la vida se nos apreta. Allí está la realidad, donde lo que sentimos se nos comprime.
A veces simplemente tocamos la profundidad de la imaginación , por miedo a abordar los encuentros de la realidad sensible. Palparnos, reales, enteros, intensos, habitarnos en el detalle, es aprender a meternos bajo la piel de nosotros mismos. Claro que nuestra piel da miedo, pero debajo de las mantas también está el frío. El escape siempre se escapa, por más que estemos allá, en el vai vén de nuestro día a día, algo siempre nos invita a inspeccionar un poco más aquellos movimientos, desde adentro.
No queremos darnos cuenta, que en realidad lo que nos hace sentirnos expansibles es la reducciòn. El equilibrio en espacio, forma y tiempo,Porque la vida se nos apreta. Allí está la realidad, donde lo que sentimos se nos comprime.
A veces simplemente tocamos la profundidad de la imaginación , por miedo a abordar los encuentros de la realidad sensible. Palparnos, reales, enteros, intensos, habitarnos en el detalle, es aprender a meternos bajo la piel de nosotros mismos. Claro que nuestra piel da miedo, pero debajo de las mantas también está el frío. El escape siempre se escapa, por más que estemos allá, en el vai vén de nuestro día a día, algo siempre nos invita a inspeccionar un poco más aquellos movimientos, desde adentro.
Comentarios
Publicar un comentario