Ver la totalidad de la vida, su intensidad. Su largo, su ancho, su circunferencia, todos sus sabores, sus aromas, sus falencias, sus creaciones. Todas sus contemplaciones, sus ruidos, sus agujeros.
Sentir el tacto de la vida, la suavidad de ella misma, el olor de ella misma, la piel de ella misma, sus células en cada día, su aspereza en el tiempo, sus escalofríos, sus miedos. Su aire en el aire, su tierra, su poder.
Tratamos de captar más y más y en ese proceso de captación nos podemos perder, desaparecer.

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