Abrazo que abra
Abrazo que abra
Y te quedabas ahí.. abrazando algo
No sabías muy bien qué, pero siempre te aferrabas de algún tacto ajeno que calme tu atardecer. Necesitabas palpar, tocar. Necesitabas sentir. Necesitabas experimentar como tu corazón hace gárgaras en tu piel.
Necesitabas sentir el movimiento de las ásperas sensaciones descoagulándose.
¡Querias abrazar! Que aparezca algo que haga de "braza", de calidez.
Querías un osito de peluche, algo que haga de reparo entre vos mismo y vos. Algo que haga de rejunte, entre la suavidad externa, y la aspereza interna.
Querias un abrazo de mirada, un abrazo de palabra, un abrazo de piel, y quizás sólo tenías un abrazo de papel.
Querías una caricia. Un roce. Algo. Querias un abrazo de esos que acortan las distancias, aún sabiendo que las distancias acercan tantas cosas. Aún sabiendo que hay cercanías que paralizan.
Abrazo de oso, abrazo en blanco y negro, abrazo de color , abrazo que haga de borde, de continente, que haga sentir las propias fronteras, la sensación de existir.
Abrazo de lana, abrazo de enriedo, abrazo de brazos, Abrazo que abra. Abrazo que juegue. Abrazo que acune todas las manías en un rincón. Abrazos que alivien las tensiones de las propias cavernas.
Y te quedabas ahí, en busca de un abrazo que te impregne el olor de la tranquilidad en la piel. Que te aloje, que detenga el viento. Un abrazo que integre.
Abrazo, necesitabas ese abrazo. Abrazos que destildan el cuerpo. Que te genere la sensación de que alrededor no hay aire, que alrededor hay alguien.
Abrazos que destildan el cuerpo.
Y Querias abrazar
Querías tacto, con-tacto. Sólo un Límite que pulse tu expresión. Hasta sentir que tu piel se integre . Un abrazo que calme los llantos que hay bajo tu cuello, que le de risas a los ojos, que te saque la rabia de tus uñas.
Querías calidez.
Querías abrazar, y buscar en ese encuentro un nuevo espacio para nacer.
Algo que haga brazo del dolor, que le de una mano al miedo, que colme. Un abrazo reparador, de escalofríos que escalan el frío por la espalda, que se recorren por la piel como cosquillas queriendo llorar.
A veces con un abrazo, encendemos la oscuridad partida de lo que somos.
La palidez humana, a veces se revive sólo con un abrazo
Y te quedabas ahí.. abrazando algo
No sabías muy bien qué, pero siempre te aferrabas de algún tacto ajeno que calme tu atardecer. Necesitabas palpar, tocar. Necesitabas sentir. Necesitabas experimentar como tu corazón hace gárgaras en tu piel.
Necesitabas sentir el movimiento de las ásperas sensaciones descoagulándose.
¡Querias abrazar! Que aparezca algo que haga de "braza", de calidez.
Querías un osito de peluche, algo que haga de reparo entre vos mismo y vos. Algo que haga de rejunte, entre la suavidad externa, y la aspereza interna.
Querias un abrazo de mirada, un abrazo de palabra, un abrazo de piel, y quizás sólo tenías un abrazo de papel.
Querías una caricia. Un roce. Algo. Querias un abrazo de esos que acortan las distancias, aún sabiendo que las distancias acercan tantas cosas. Aún sabiendo que hay cercanías que paralizan.
Abrazo de oso, abrazo en blanco y negro, abrazo de color , abrazo que haga de borde, de continente, que haga sentir las propias fronteras, la sensación de existir.
Abrazo de lana, abrazo de enriedo, abrazo de brazos, Abrazo que abra. Abrazo que juegue. Abrazo que acune todas las manías en un rincón. Abrazos que alivien las tensiones de las propias cavernas.
Y te quedabas ahí, en busca de un abrazo que te impregne el olor de la tranquilidad en la piel. Que te aloje, que detenga el viento. Un abrazo que integre.
Abrazo, necesitabas ese abrazo. Abrazos que destildan el cuerpo. Que te genere la sensación de que alrededor no hay aire, que alrededor hay alguien.
Abrazos que destildan el cuerpo.
Y Querias abrazar
Querías tacto, con-tacto. Sólo un Límite que pulse tu expresión. Hasta sentir que tu piel se integre . Un abrazo que calme los llantos que hay bajo tu cuello, que le de risas a los ojos, que te saque la rabia de tus uñas.
Querías calidez.
Querías abrazar, y buscar en ese encuentro un nuevo espacio para nacer.
Algo que haga brazo del dolor, que le de una mano al miedo, que colme. Un abrazo reparador, de escalofríos que escalan el frío por la espalda, que se recorren por la piel como cosquillas queriendo llorar.
A veces con un abrazo, encendemos la oscuridad partida de lo que somos.
La palidez humana, a veces se revive sólo con un abrazo
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