Un puñado de nieve en la mirada

Un puñado de nieve en la mirada
Hace frío, mis ojos tiemblan. Cierro las ventanas en cada parpadeo, porque entra frío.
Hay nieve en la mirada.
Hay mantas en el suelo de mi piel. Y Un hogar esperando.
Cuánto viento afuera. Se me entra por los ojos. Sí, ¡ Me entra viento por los ojos! Entra polvo en mis mejillas. Parpadeo.
Miro un instante hacia afuera. La tormenta se nos viene encima. Los vidrios tiemblan. Suspiro la piel de mi reflejo, y me empaño.
Y en ese reflejo, la mirada se empaña de frío. Llueve.
Dibujo con mis dedos, un corazón en la ventana.
Se me moja la mano. Suspiro.
Las lágrimas silvan el sonido de ese viento. La mirada se hace aire. No sé cómo mirar, dónde mirar. Se tildan las pupilas de mi corazón.
Entra frio por el pecho. Y siento, que se me sale el pecho para afuera. Desborda. Se hace frontera de la piel, y existe. Existe tan adentro como fuera.
Mi alma está arrodillada, en este instante. Atravesamos los fragmentos. El vidrio se quiere romper. Sale viento de mi, abro la ventana y sigue saliendo viento hacia fuera.
El alma vuela. La atajo.
Algo le hace muecas al dolor. La mirada, se palidece. Se tilda en sus copos de nieve. Arma sus rotos muñecos de hielo bajo su piel, y mira.
Salgo de casa, y me voy a jugar.
Con los copos de nieve de la vida enfrento el día.

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