Todo lo que tengo cuando no tengo nada
Tengo una mezcla de sensaciones aturdiendome dentro, como si fuese un viento acobardado dentro de un huracán. Tengo un límite que se imita al llanto, una risa carcomida, como gusanos de vidrio que se desenfrenan por seguir caminando. Tengo una vida llana, vivida, abierta y sentida. Y al mismo tiempo un desconsuelo que se lleva todo el tiempo del mundo. Que me ata a seguir tapando pedazos de sueños que no se animan a despertar. Tengo un vidrio dentro del alma, que me corta como si fuese una palabra filosa. Tengo la mirada transparentemente oculta, dentro de mi piel. Tengo mi propio invierno abrigandome la vida, tengo el consuelo de risas que me vienen a visitar, un mundo de cenizas, y de personas que me hacen desatar. Que me miman, me comprenden, me hacen nacer. Me viven los momentos, me arman una sonrisa, me aman, me comprenden, me dan lucidez en donde quizás no la encuentro sola.
Son globos que me hacen volar, por más que arriba haga frío, haya viento. Siempre tengo un abrigo para abrigar mis pensamientos. Todos ellos están amoldados por un montón de companía que llena mi pequeño corazón. Que a la vez es grande, y está desconsolado por volver a sentir alguna vez lo que sintió, pero sin agitarse demasiado de tanto intentar intentar en el tiempo, sin ser acorde a la felicidad.
Son globos que me hacen volar, por más que arriba haga frío, haya viento. Siempre tengo un abrigo para abrigar mis pensamientos. Todos ellos están amoldados por un montón de companía que llena mi pequeño corazón. Que a la vez es grande, y está desconsolado por volver a sentir alguna vez lo que sintió, pero sin agitarse demasiado de tanto intentar intentar en el tiempo, sin ser acorde a la felicidad.
Comentarios
Publicar un comentario