Normalidad extraña


A veces nos camuflamos, tratando de disimular el frío. Y no nos darnos cuenta que la desnudez no es lo que produce frío. Que más frío produce aquello ajeno que camufla la piel de nuestra propia identidad.


"Porque un sueño no se sueña por la mitad sino que se realiza con toda la mirada."

 La normalidad es una extrañeza. Somos  energía que da vueltas alrededro de una vida. Nos dejamos soplar por el viento, y su caricia nos puede empujar el alma. Somos barriletes que quieren remontar el dolor y hacerlo volar un gran rato. Pasamos gratos ratos con nosotros mismos. Pasamos gratos ratos con los demás. Somos pequeñeces que nos inflamos cada día por tanto querer, por tanto amar. A veces necesitamos curitas en el alma, yesos para reparar las quebraduras internas. Pero aún así seguimos caminando. Y nos movemos todos quebrajados. Somos una dualidad, incluso en partes. Nuestros pensamientos a veces no coinciden con nuestras emociones. Unos u otros parecerían ser ajenos. Somos bordes, no nos dejamos limitar por las tentaciones que resuenan día a día en nuestros paladares, en nuestros cuerpos. A veces todo se traspasa, y se genera un desborde. Pero los desborden valen la pena. Sin desbordes seríamos un lago casi seco tiritando de tranquilidad. Estamos conformados por retazos de emociones, trozos de pensamientos, y todo esto hace que seamos seres sensibles. Una gota helada nos puede hacer saltar. Las palabras nos pueden tocar el cuerpo y hacernos sal. Una sonrisa puede desmoldarnos. Una canción puede hacernos temblar. Nuestra existencia es la normalidad mas extraña que hay.

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