Delirios abandonados en la inmensidad



Imaginarse, en la inmensidad. Donde la vida da vueltas, siempre, sobre un mismo lugar. Un lugar que no es ajeno, es una cárcel de deseos, una brújula que baila entre los espacios, intentando buscar algo nuevo. Pero siempre todo se remite a lo mismo. Imaginarse inmerso, en las huellas del infinito, donde el recorrido no duerme, donde todo lo sentido se transforma en señales circulares del tiempo, Siempre girando sobre las horas de un mismo lugar.
Me imagino la inmensidad, Y veo un invierno que se avecina. Un otoño que se destiñe, y una primavera que nace de la mano de las hojas que algún dia supieron caer.

No podemos detener el tiempo, pero si podemos detener todo lo que queremos crear, en el tiempo. Algo vuelve a hacernos nacer reiteradamente, después de parpadear mil veces ante la misma oscuridad.  Ante la irreversibilidad de todo lo que en algún momento fue vida, y ahora se llama círculo. Somos un círculo, aunque a veces querramos cambiar de vida, y dejar de rodar. La fragilidad no sabe romperese, y habrá que aprender a sostener el tiempo con las dos manos, hasta aprender que los días no caen con el sol, caen cuando lo irreversible se destroza. Cuando el sentido se hace un hueco. Y hay eco. Que grita . nada. que grita, queriendo encontrar una verdad.

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