Implica una rajadura. Con alguna parte de nosotros. Con el cuerpo, con alguna persona, en algún objeto. Genera un quiebre. Un desgarro.Un estado de malestar. Un proceso incómodo. Una explosión emocional de aquello que no tiene vuelta atrás. Que por más suturas que puedan hacerse, por más intentos de unión, algo se pierde.
Se pierde lo intacto, se pierde esa armonía. Algo queda irritado. Molestando. Hay una imposibilidad de ver las cosas de la misma manera. Hay un antes y un después. Algo ya no se puede deshacer. Queda una marca. Una cicatriz. Una huella que camina dejando sentado que aquí pasó algo. Se produce un sangrado. Un desborde emocional.
También un corte implica una desarmonización. El encuentro con un dolor nuevo. Con algo desconocido. Implica un desequilibrio. Genera la necesidad de querer encontrarse con aquello inalterado. De retroceder el tiempo atrás. De estar en el momento anterior a esa rajadura.
Pero un corte, si bien implica la pérdida de la unidad, genera APERTURA ¿Acaso un corte no es una abertura? (Por ejemplo, al romperse un vaso. Y ese vaso nos genera un corte en nuestra piel.) ¿Qué sucede? Se ven partes nuevas. Partes que siempre estuvieron presente, simplemente estaban ignoradas. Al realizar un corte hacemos visible aquello, que al estar unido con otras piezas, no se podia visualizar.
Al realizar un corte podemos indagar sobre la profundidad de esa herida. Ver en detalle, cuales son las piezas que conformaban esa unidad. Y poder, de esta manera, hacer una elección de cuales seguirán siendo parte de nosotros y cuales no.
Un corte nos da la posibilidad de inventar con lo quebrajado, una unión nueva. Utilizar el molde de lo anterior para reinventar nuevas conexiones. Sí, es verdad, la huella emocional es imborrable. Pero siempre se puede volver a escribir encima.
"Un corte es el cierre de algo viejo,
Pero es la posibilidad de apertura de algo nuevo. "
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