El alma rasguñada
Siempre,
Te abrigás de todas las cosas,
De esos cúmulos de lana,
Para proteger,
Vaya a saber qué,
Sientes que hay,
Bajo las sábanas del miedo,
Para proteger,
Al mendigo que hay,
Bajo la piel,
Aún sin frío,
Protegés tu vientre,
Llevás enredaderas,
En el cuerpo.
Aún respiras,
Con dolores de porcelana,
Entretejiendote la herida,
En las cáscaras de tu ser,
Y se estruje,
Todo tu pasado,
En vos,
Carcomiendose el silencio,
Se aprieta en tu piel,
Y todo huele a vos..
Huele a lo que sos.
El alma rasguñada,
Grita.
Quiere respirar.
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